9 de julio de 2024

La persistencia del sueño

 


La persistencia del sueño en Geografía del sueño 

de Ramiro Rodríguez

Por Estela Guerra Garnica

Morelia, mayo 2024

En esta obra, Ramiro Rodríguez nos introduce a sus sueños, o quizá, sus ensueños. Paseamos con él por las calles de su memoria, en un ir y venir de la vigilia al mundo onírico, conducidos por su mirada de poeta, aquella que encuentra belleza en cualquier sitio y la describe con la elegancia de cisne nadando en el estanque.

El concepto del poemario es una incursión al surrealismo. El autor sueña que alimenta con luz a la luna enjaulada, o es la luna la que ilumina los rincones de su memoria. Aquí es evidente la influencia de Rulfo llevando de la mano a Ramiro por las calles de Comala para conversar con los habitantes de su memoria. También hay influencia de escritoras como Elsa Cross y Alejandra Pizarnik y, desde luego, Octavio Paz. Se trata de una sinfonía de la realidad que el poeta observa y metamorfosea en sus sueños, esos que describen una geografía donde el placer es el protagonista principal. Placer de vivir, de conocer, de escalar volcanes y ver a los pescadores convertidos en dioses lanzando sus redes ante peces que sueñan con ser pájaros.

Por ejemplo, el poema "Peregrinos" de la página 71, me recuerda el estilo de Elsa Cross:

“[…]

peces que saltan en la superficie

en intento frustrado

de convertirse en pájaros,

de entumecerse como nubosidad 

en el cielo, abiertos al hedonismo 

del mundo”.

Geografía del sueño es un mapa donde descubrimos las posibilidades de escribir poesía íntima, que no necesariamente intimista. También es la construcción de un puente entre la realidad cotidiana y los múltiples universos expandidos gracias a la lectura de otros buscadores como los poetas mencionados arriba.

Esta construcción es ventaja y recurso de los orfebres de la palabra como Ramiro porque representa la posibilidad de encontrar refugio en nuestros mundos interiores y explorar en la memoria para no perdernos en el caos del mundo. Además, es posibilidad para generar belleza, la cual encuentro a raudales en estas páginas. 

Por ejemplo, del poema de la página 61 titulado "Sobre la memoria", dice Ramiro:

“He visto mucho más que los colores

de la tierra, el sabor del agua que transpiran

los astros, los aromas del campo,

el resuello de las bestias; he visto

esos párpados de misterio en los nogales,

ocultos en el follaje de la mimesis,

contemplación del incendio, mis huellas

hacia la escollera [silbido del viento],

el musgo en los troncos que sustrajo

la tempestad de tierras remotas”.

Otro ejemplo es el poema "Rutina" de la pág. 32:

"Los pájaros

me nombran heredero de las parvadas,

continuidad de plumaje

en la amplitud del vaho,

los pájaros como flechas en su vuelo

de otoño [pájaros ocultos

como sombra en el sueño], entes

que tiñen la transparencia

del aire”.

Geografía del sueño es una valiosa propuesta para los amantes de la buena poesía. Se trata de una voz madura y sólida con probadas estrategias creativas como la écfrasis. Lo sé porque en los primeros once poemas de este libro, Ramiro utilizó imágenes de pinturas que sirvieron como base para un ejercicio colectivo que hicimos en el año 2021, justo durante la pandemia.

Recurrir a lo onírico como fuente creativa fue utilizado por el movimiento surrealista creado a principios del siglo pasado. Aquel movimiento buscaba cambiar a la sociedad por medio de la revolución al romper la formalidad del discurso literario y artístico que representa a la realidad.

A cien años de su surgimiento, el surrealismo está regresando o quizá nunca se fue, pero ahora tiene un sentido más individual, ahora se trata de entender y representar el mundo privado del individuo del mismo modo que siempre, pero sin una intención revolucionaria… ¿o sí?

En el poema "Fijeza" de la pág. 54 encuentro influencia de Octavio Paz. En él se narra la historia del vivir y dormir, crear vida y soñar, y como dice el autor: “soy un sueño dentro del sueño” y “al entrar en el sueño, nos repetimos en todos los espejos”:

“[…]

Somos fusión de luz

para el fuego del origen.

Caemos como dioses en destierro,

temblor de humedades

[…] Nos reconocemos como palabras 

en el vidrio, brota la desnudez 

en la fijeza de la lluvia

y lavamos impurezas de siglos 

en la lengua. La fijeza de nuestros ojos

se difumina con el parpadeo

de luciérnagas errantes".

No faltan, desde luego, reflexiones filosóficas, erotismo, sensualidad, y sin recato, Ramiro critica a las beatas que son como las iglesias: vacías. También se aventura, aunque con algo que parece timidez, a la exploración de neologismos como escribe en el poema "Sobre el mar" de la pág. 48:

“A veces mis pasos huellan la espuma [...]

estoy condenado a petrificarme en el faro,

a estatuarme en la hora de mirar la espuma,

a amanecerme con el murmullo en mi oído

como náufrago en las playas”.

Cierro estos comentarios con estos versos de Ramiro Rodríguez en el poema "Geografía", el cuel cierra la obra en la pág. 114:

“Nadie escapa

a la red incompresible de los sueños

nadie a los laberintos de las palabras”.

Y yo añado: Nadie escapa al poder de la poesía. 

Para mí, Geografía del sueño es el equivalente de la pintura de Salvador Dalí: “La persistencia de la memoria” creada en 1931, pletórica de representación de arquetipos, igual que este libro.